La obra aborda el paisaje desde una mirada performativa y queer. En la teoría queer, la identidad se construye mediante la interacción entre los personajes. En esta pieza, el paisaje fronterizo desborda el concepto de identidad y desobedece las construcciones geográficas para repensarse desde la interacción y dialogo entre los materiales heterogéneos, buscando desidentificarse del paisaje tradicional y a la vez problematizar la construcción de una identidad nacional (siempre relacionada al paisaje pampeano y gauchesco) en las narrativas históricas del paisaje argentino.

El paisaje se aborda como una experiencia que no existe sin cuerpos que lo atraviesen. Un territorio queer imaginario y desobediente de bordes suaves, difusos y desviados que han sido perforados. La pieza es el resultado de una contaminación estética y fronteriza a partir de la mixtura de materiales característicos de la triple frontera: textiles industriales, estampados selváticos, encajes ñandutí y tejidos artesanales. Una realidad temporalmente compartida que se aleja de un paisaje natural y universal distanciado del ojo humano. Una experiencia que concibe a la frontera como un espacio utópico, queer, sin reglas sociales y anónimo. 

Museo sin tiempo, camaradería, talleres y otras Modernidades
Curaduría: Sebastián Vidal Mackinson y Teresa Ricardi 
Tutoría Residencia Federal Sivori: Marcela Sinclair 

Esta obra fue resultado de la Residencia Federal Sívori - Museo Eduardo Sívori (C.A.B.A. - Argentina)